LA BÚSQUEDA DE PISO (2ª parte) – De compartir piso a vivir por mi cuenta. Experiencia, opinión y reflexión final.
En el capítulo anterior (“LA BÚSQUEDA DE PISO (1a Parte) - Una tarea complicada”) hablaba sobre cómo de bien nos había tratado DHL hospedándonos en un Hotel de 4 estrellas para los recién llegados a Leipzig y hablo sobre los estudios en la residencia de estudiantes que nos facilitaban para independizarnos localizados en pleno centro. Nos pagaban incluso los seis primeros meses de alquiler, más una ayuda extra que recibíamos del mismo gobierno alemán. También nos daba la opción de buscarnos la vida por nuestra cuenta e igualmente válida para ayudarnos con el alquiler y demás. Yo, con el objetivo principal en mente de aprender alemán e integrarme mejor en la ciudad, escogí la segunda; es decir, buscarme la vida por mí cuenta, mirar pisos, diferentes opciones y finalmente consiguiendo una habitación en un piso céntrico compartiendo además con dos chicas las cuales eran estudiantes. Era todo maravilloso. Pero… después de nueve meses algo me hizo querer salir de ese infierno y acabar mudándome desesperadamente. A continuación os lo cuento.
Si me permitís, voy a empezar este post haciendo una comparación. Las relaciones son como un embudo. Al final si os lo imagináis, este objeto comienza siendo muy ancho y se va estrechando al final dejando pasar menos cantidad de la que entró. Y es que es así. En el primer nivel del embudo se encuentra la atracción en primera instancia, es decir, te sientes atraído por esa persona y te gusta. En el segundo nivel del embudo se encuentran factores más contextuales, por ejemplo, compartir ubicación geográfica, el momento de tu vida en el que te encuentres o factores emocionales que van a hacer que esa atracción que tú tengas haga que esa persona pase a la segunda fase del embudo. Ya la has conocido un poco más, tenéis incluso cosas en común y accede a la siguiente fase. Después vendría la tercera fase dónde se encuentran factores más inconscientes a la hora de elegir a esa persona. Y ya por último vendría la cuarta fase que se refiere al funcionamiento propiamente dicho de la relación con esa persona y vivir el día a día para conocerla al 100%. Dicho esto, pienso que las relaciones, sean del tipo que sean son un poco así.
Pues bien, yo entré oficialmente en el piso el 15 de Enero 2022 y de primeras me llevé más con una que con la otra. Al principio de nuestra relación era todo súper chachi, nos llevábamos muy bien e incluso compartíamos todo y nos ayudábamos mutuamente en todo lo que necesitábamos. Me acuerdo que le monté la cama, ella me ayudaba también en cosas, me presentó a su grupo de gente que había conocido, nos fuimos a esquiar a República Checa con otro grupo de gente y quedadas varias. Muy buena vibra, éramos muy buenos amigos. Había incluso atracción, no sólo física sino también intelectual y de cercanía. Había tanto de todo que acabamos liados. Ups! Sí amigos, tuvimos algo. Pues durante los dos siguientes meses fue así. Habíamos pasado todas las fases del embudo hasta que en la fase final se quedó encallada ya que un día tuvimos una pequeña discusión. Pero es que luego otra y ya a partir de ahí todo lo que os he contado se fue a la mierda. En Abril se acabó lo que se daba. Esos primeros meses maravillosos de conexión brutal y demás se fueron al garete. Ahí lo vi claro que no quería ir un paso más allá con esa persona debido a que por un par de discusiones se distanció muchísimo de mí. Imagínate si con unas simples discusiones de pura convivencia pasa esto, no me querría imaginar si fuéramos algo más. Así que nuestra relación pasó a ser puramente de compañeros de piso. Del tirón, así, sin más. Radical. Nos llevábamos bien pero ya no era lo mismo ni de lejos. Tampoco me dio explicaciones e incluso las que me daba eran tan pobres que lo tapaba con otras cosas que no tenían nada que ver.
Mayo, en cambio, fue un mes guay ya que volvimos a tener ese feeling pero yo no quería nada más, sólo amigos. Mejor así. No me quería llevar mal con ella, más viviendo bajo el mismo techo. Durante los meses de Junio, Julio y Agosto apenas nos vimos ya que me las pasé en España, viajando por Alemania, Praga, Suiza y trabajando también. Apenas nos vimos y cuando nos veíamos era raro, me transmitía una energía mala y de la que no me quería envolver. Incluso tuvimos una discusión súper fuerte así por la cara y ahí descubrí que era una persona tóxica para mi vida. Había cambiado, estaba irreconocible. Se acentuó más hacia finales de Agosto cuando volví de Suiza. Empezó de un día para otro a ponerse súper maniática con la limpieza a un nivel extremo. Enviaba cada día fotos de desórdenes que veía por la casa tipo “limpia mejor la tostadora, los granitos de pan, deja el suelo de la cocina más limpio, pliega el tendedero una vez seca la ropa, usa este trapo para tal cosa, esto no se tira en este contenedor, etc.” Empezó a enganchar post-it (notas adhesivas) por la casa recordando las normas de limpieza; no sé, cosas que antes no hacía y de repente cada día molestando con una cosa distinta. No hablaba, simplemente lo hacía de esta manera la cual era incluso aún más molesta. Se me vino la idea de mudarme a vivir sólo pero ya de cara a final de año porque aún la situación era “sostenible” entre comillas.
Una vez llegó Setiembre, hubo un giro dramático de los acontecimientos. Como os he comentado no paraba de seguir atosigando el grupo de Telegram de fotos absurdas sobre el mismo tema. Yo no le contestaba ni la otra compañera tampoco, simplemente yo tenía más cuidado la próxima vez y lo dejaba todo impecable. Hasta que un día, se vino la gota que colmó el vaso. Y fue lo siguiente. ¿Os acordáis cuando me fui al Kitkat? Hace un mes y medio aproximadamente. Pues ese mismo viernes antes de salir del piso para irme a Berlín me dejé un envase de carne de plástico vacío en el mueble de la entrada del piso, fue sin querer evidentemente. Al día siguiente, estando yo ya en Berlin, pasó una foto del envase como de costumbre por el grupo recordándome que eso no era una basura y que lo tirara en el contenedor correspondiente. Le dije que había sido sin querer y que lo sentía. Pues bien, el domingo cuando volví a casa, después de no dormir apenas y de querer llegar a casa para descansar ya que luego por la noche tenía que ir a trabajar, entré en mi habitación. Abrí la puerta y en el suelo me encontré ese envase pero lleno de moscas y oliendo eso a putrefacción. Nada más ver eso, me entró por todo el cuerpo una sensación de cabreo máximo que no os podéis ni imaginar. En ese momento ella justo pasaba por la entrada del piso y me saludó tan normal: “Hallooo!”. Me la quedé mirando y le respondí en español: “Ni Hallo ni pollas”. Cambié al inglés. “¿Me puedes explicar porque cojones has puesto esto en mi habitación, entrando encima sin mi permiso y tomándote la libertad de dejar el envase ahí, cuando sabes que se va a llenar de moscas y va a oler eso a mierda? Tanto te costaba tirarlo tú misma en vez de hacerlo así, cuando sabes perfectamente que no lo hice a propósito?” Pff es que me caliento escribiéndolo. Le enseñé el envase con las moscas dentro. Su respuesta: “No me importa lo que me digas, es tu responsabilidad dejarlo en la basura correcta, la próxima vez no te despistarás tanto”. Mi voz y mi cuerpo estaban temblando de la impotencia que tenía encima, las ganas de ponerle el envase por sombrero o de plantarle un bofetón estaban ahí. Encima no me dejaba hablar, me interrumpía todo el rato alzándome la voz y todo. Yo estaba alucinando y aun así mantuve la calma, me fui del piso a tirar el envase a la basura y me encerré en la habitación. No pude ni dormir del nerviosismo y la impotencia que llevaba encima y fue en ese preciso momento en el que decidí ignorarla completamente, no dirigirle ni la palabra ya que no se merecía ni mi atención ni ningún tipo de respeto. Para mí, nuestra relación había muerto para siempre. Aún estoy esperando una disculpa y una explicación de por qué me ha tratado de esta manera y por qué pasó de ser alguien especial y mi mejor amiga a ser un Ser Despreciable e irrespetuoso conmigo.
Volvemos a la calma. Ese mismo domingo, 11 de Setiembre, día de la Diada de Cataluña, no sé si era casualidad, pero decidí independizarme definitivamente. No sabía cómo ni nada pero la decisión era firme. No había vuelta de hoja. Fui a trabajar y al salir, les expliqué lo que me había pasado a unos amigos del trabajo. Se quedaron alucinando. Una de ellas me dijo que casualmente conocía a unos amigos suyos que dejaban el piso en Octubre. Mañana mismo lo podía ir a ver. Al día siguiente, antes de ir a currar de noche quedé con mi amiga y pude ver el piso. Era una maravilla para mí sólo, encima amueblado. Me dijo que había mucha gente interesada pero como iba recomendado por ella, el casero me lo daría a mí directamente. Así que dicho y hecho. Me pasó el contacto del casero, hablé con él, le dije que me quedaba el piso y me dijo que mañana mismo me pasaba el contrato para firmarlo. Así sí. Había encontrado piso en un día, encima amueblado (lo recalco porque es casi imposible en Alemania), en un barrio súper tranquilo, más cerca del trabajo incluso, cerca del centro y pagando 630€ con todos los gastos incluidos. Tenía piso. ¡Fap!, ¡Fap!, ¡Fap!. Pásame ese pañuelo que me acabo de correr.
Al día siguiente le informé de la situación a mi otra compañera de piso. Me dijo que vale, que lo entendía y que se alegraba por mí. En cambio, luego por el Telegram me escribió un mensaje informándome de que había una política de cancelación del piso de mínimo un mes y bla bla bla y que tenía la responsabilidad de buscar a una persona que me sustituyera. “¿Política de cancelación? ¿Responsabilizarme de buscar a una persona? Bobadas…” y me fui directamente a la Inmobiliaria porque no me creía nada. Hablé en persona con ellos y me dijeron que yo me podía ir del piso cuando quisiera, que no había ninguna Política de Cancelación ni nada y que mientras el alquiler se pague a ellos les da igual. Lo que me pensaba. Me dio un papel que tenían que firmar para que les enviaran el nuevo contrato sin mi nombre y ya está. Así lo hice. Las siguientes dos semanas se dedicaron a hacer entrevistas a candidatos que ocuparían mi habitación. Las hacían durante el día, cuando yo en teoría tenía que dormir y les sudaba la polla despertarme. Me picaron un día y todo despertándome de mala manera. Pero yo me mantenía en mi serenidad, sin sed de venganza ni hablando mal. Porque sabía, con lo mal de la cabeza que estaba la otra, que me podría jugar una mala pasada. Al final escogieron a una candidata final y en la última semana de Setiembre se instaló ya en el piso. Estábamos ella y yo solos, ya que las dos estaban de vacaciones. Qué paz. Dormía en el comedor la pobre. Ya le podrían haber dejado la habitación una de las dos así no dormía en el sofá. Ese mismo viernes hice la mudanza y abandoné el piso. Así que no hubo despedida tan si quiera. En el fondo me sabe mal pero la realidad es que me importa bien poco porque me ha pesado más lo malo que lo bueno.
Hasta aquí mi experiencia y cómo encontré lo que hoy en día es mi humilde morada y en la que disfruto cada día más de mi soledad. Todo pasa por algo amigos, esto es otro aprendizaje que forma parte del proceso.
Con esto no digo que esté en contra de compartir piso ni mucho menos. Al contrario, pienso que es la opción más inteligente cuando el objetivo primordial de alguien es integrarse y hacer nuevos amigos allá donde esté. De igual forma que pienso que en mi opinión cuando uno viaja sólo, alojarse en un Hostel es la mejor opción para conocer gente. Evidentemente depende mucho de cada uno y de los objetivos que tenga. Yo, desde luego quería compartir piso al menos un añito y una vez integrado y con el idioma ya por la mano pues mudarme a vivir sólo. Es una lástima que haya terminado de esta forma y que haya gente así por el mundo que al principio parezca tan buena persona y tan amigable e incluso puedas llegar a sentir algo más y que con el paso del tiempo, sin quererlo ni merecerlo, se comporten como si fueran personas totalmente distintas y acabes maldiciendo el día que las conociste. Sólo quiero darles las gracias por los buenos momentos que pasamos y todas las cosas buenas que vivimos y lo mucho que me ayudaron a integrarme, sobre todo los primeros meses. Esos momentos pasaron y quedaron en la memoria así que lo mejor es dejar ir, aceptar y seguir sirviendo a toda la gente que se me cruce por mi camino con la misma ilusión de cuando vine, la cual sigue intacta. No se puede controlar lo que otras personas esperen que hagas o sientas o de qué manera debas actuar. Lo que he aprendido es que soy capaz de controlar lo único que está bajo mi control, que es mi carácter y a cómo reacciono antes ciertas situaciones. Pienso que actué bien, de forma inteligente sin dejarme guiar por los impulsos. Porque de una cosa sí que estoy seguro y es que yo sigo siendo la misma persona que conocéis positiva, afectuosa y sociable a la que le encanta la gente y que no busca otra recompensa que la de ver dibujada una gran sonrisa en la cara de la persona que tengo delante. Estoy disfrutando muchísimo viviendo sólo y cada día que me levanto y me acuesto me miro al espejo y sigo sonriéndome a mí, la persona que tengo delante, para así poder sacársela a las personas con las que interactúo en mí día a día. Estar bien con uno mismo, para poder estarlo en interacción con los demás.
Hasta aquí la segunda parte de LA BÚSQUEDA DE PISO. Un post diferente que tenía ganas de hacer. Por una parte para desahogarme y por otra para que veáis que por muchos obstáculos o dificultades que os encontréis en vuestro camino, que eso no os impida seguir avanzando. No os desviéis de vuestro objetivo, y sacar el máximo provecho y el potencial que lleváis dentro. Coger el toro por los cuernos y podréis así sobreponeros a la situación que os está puteando. Somos los máximos responsables de lo que nos pasa, de nada sirve quedarse lamentando porque eso es lo fácil. Construir un carácter fuerte, esa es la clave.
“Mi barco no se va a hundir porque no voy a dejar que las malas aguas que hay a mi alrededor penetren en él”.
Un saludo precios@s.

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