La decisión estaba tomada. Adiós
España, Hola Alemania. No había vuelta
atrás, muchas emociones recorrían mi cuerpo pero había una que encabezaba la
lista, ambición. Pero realmente, ¿Qué es la ambición? Para mí la ambición es el
querer crecer, ser mejor que ayer pero peor que mañana, es querer superarse al
fin y al cabo. Sí, eso es. Pues para allá que iba, con todo.
Recuerdo ese fin de semana como
si fuese ayer. 13 de Noviembre de 2021 por la tarde. Me despedí de mis padres,
hermana, cuñado, mi sobrinita que por aquel entonces tenía un mes y por último
de mi querido abuelo que este verano cumple los cien años. Nos hicimos una foto
preciosa en el comedor todos juntos la cual mi madre aún guarda como fondo de
pantalla en su teléfono móvil. Acto seguido, me subí al coche de mi cuñado y me
llevó al aeropuerto del Prat. Recuerdo que estaba nervioso, algo apenado
pero excitado a la vez. También recuerdo que nada más girar la primera esquina
de la calle de donde vivo le pregunté a mi cuñado sobre cómo se sentía él cuando
tuvo que irse a otro país, en su caso de Erasmus e abandonar su familia y
amigos durante un largo período de tiempo. Me dijo que me entendía
perfectamente, que sería la mejor experiencia de mi vida, que aprendería
muchísimo y que incluso si por algún caso me rayaba siempre podía volverme porque
ellos seguirían allí. Me sentí más calmado, le confesé y le transmití las ganas
que tenía de iniciar esta nueva etapa de mi vida al igual que las que tenía de
aprender un nuevo idioma y de vivir en el extranjero. Estuvo muy guay la verdad.
Llegamos al aeropuerto y ahora
sí, debía continuar yo sólo. Esto empezaba ya. Primero tenía que volar a
Madrid, pasar la noche en el Hotel Axor para el domingo coger el avión desde
Barajas con los compañeros de DHL que también partían el mismo día y a la misma
hora. Pues bien, llegué sobre la media noche y claro, hasta las 17 pm del
domingo no tenía el vuelo. ¿Qué hice? ¿Quedarme en el hotel durmiendo o salir
de fiesta? Evidentemente me quedé durmiendo en el hotel como un niño bueno. Nah
es broma, al igual podía dormir, salí a comerme la noche. Quedé con unos buenos
amigos míos los cuales conocí de casualidad en una fiesta de cumpleaños a raíz
de una chica de Bumblee que, por cierto, primero me invitó a un cumpleaños y
luego me dejó tirado como un perro. Desde aquí te mando un saludo, maja. Mis
amigos son la ostia, súper buena vibra. Fuimos de fiesta y luego me invitaron a
su casa a comer a las tantas de la madrugada. Me despedí de ellos. Los conocía
de un fin de semana y me demostraron ser unas bellísimas personas que hay que
amar, cuidar y respetar. Me fui a dormir. Al día siguiente empezaba lo gordo. Me
puse tres alarmas por si las moscas. Finalmente me desperté sin alarma. Bajé a
la recepción del Hotel donde me encontré a dos compañeros con los cuales fui al
aeropuerto de Barajas. Hacia un día precioso. Llegamos al check-in. Pasamos el
control de seguridad y una vez lo pasamos, nos encontramos a más compañeros con
los cuales viajaríamos todos juntos e iniciaríamos esta etapa tan emocionante. Poco
se habla de los miembros que componíamos el comando España. ¡Menudos personajes
todos! A uno le llamábamos “el Escopetas”. Porque estando en la formación de
DHL en Setiembre, le preguntó al mismísimo jefe del proyecto delante de todos
si se podía traer su escopeta en un paquete de DHL hacia Leipzig.
Impresionante. Duró una semana en Alemania el chico. Nunca más se supo de él.
Nuestro avión salió puntual. Primero viajamos a Múnich, y de ahí a Leipzig. Recuerdo estando en el avión nos partíamos la caja escuchando el típico mensaje que manda la tripulación al aterrizar, en alemán. Eran como sonidos extraños en nuestra cabeza. No teníamos ni idea de lo que decían. No pillábamos ni las moscas. Le preguntábamos a un compañero que más o menos pilotaba ya que había estudiado la carrera de Traducción de Alemán y nada. Pues imagínate nosotros. La que se nos venía encima, pensamos. Llegamos finalmente a Leipzig. Recogimos todos nuestro equipaje en la cinta y nos salimos para fuera donde nos esperaba un chico de DHL que nos dio una pequeña bienvenida y un autobús en el cual nos subimos y nos llevó al Hotel donde nos alojaríamos por lo menos los dos primeros meses a las afueras de la ciudad. Una vez allí, nos reencontramos con compañeros con los que habíamos compartido Hub en España, los cuales ya estaban ahí desde hacía un tiempo y con nuevos compis por conocer para acabar formando lo que sería el inicio de una gran comunidad de hispanohablantes en Leipzig. Una vez instalado en la habitación y dejado todo ordenadito, nos reunimos todos en la recepción con una cerveza alemana bien fría en la mano brindando “¡Prost!” (“¡Salut!” En alemán). Lo habíamos conseguido. Habíamos llegado, que ya era mucho. Ahora tocaba iniciar el proceso de adaptación a este nuevo entorno. Pero primero vayamos a celebrar el comienzo.
Habrá gente que esté leyendo esto y quizás se haya ido de Erasmus aunque no sea lo mismo pero puede enteneder lo que es dejar tu nido y volar a otros lugares desconcidos. Puede que, al contrario, me esté leyendo gente que nunca se ha movido de su barrio/pueblo/ciudad pero que igual se está planteando la idea de irse a vivir lejos de casa, a otro país directamente. A lo grande, vaya. A todas estas personas les diría que sin duda lo hagan, porque no hay nada más excitante que aventurarse a abandonar nuestra zona de confort, y experimentar qué se siente porque ni os imagináis el potencial que uno puede llegar a descubrir de si mismo. A veces en la vida hay que tomar decisiones importantes, algunas incluso incómodas y nunca vas a saber cuál es la buena ni cuál la mala pero de lo que sí estoy seguro es de que no nos quedaremos con las ganas de haberlo probado porque así es la vida; probar, caer, levantarse, seguir, avanzar, progresar y alcanzar. Volviendo al título, "Cómo se inició esta aventura?" Pues con una simple decisión. Tomando acción. Y esta es la mejor decisión que he tomado en la vida.
Por último me gustaría terminar con este fragmento que resume muy bien lo que quiero expresar:
"No es porque las cosas sean dificiles, por lo que no las hacemos; sino que son dificiles porque no las hacemos. No nos pongamos falsos limites. Hay muchas cosas que podemos conseguir, sólo es necesario que nos pongamos manos a la obra para hacer cuanto sea necesario por mejorar".
Un saludo precios@s.
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